Cuándo el Señor llamó a Moisés a subir al monte Sinaí para estar en Su gloriosa Presencia en Exodo 34, le dijo lo siguiente:
—Escucha, yo hago un pacto contigo en presencia de todo tu pueblo. Realizaré milagros que jamás se han hecho en ningún lugar de la tierra ni en ninguna otra nación. Todos los que te rodean serán testigos del poder del Señor, el imponente despliegue de poder que yo haré por medio de ti. Pero presta atención a todo lo que hoy te ordeno, porque entonces iré delante de ustedes y expulsaré a los amorreos, a los cananeos, a los hititas, a los ferezeos, a los heveos y a los jebuseos. Exo. 34:10-11
Esto sigue vigente para nosotros, pero ahora en Cristo. “Iré delante de ustedes” y les abriré camino. Jesús va delante de nosotros. Nosotros somos sus seguidores. Tenemos un nuevo pacto con el mismo Dios de Moisés, pero ahora en Jesús.
Jesús nos dice a nosotros: “Realizaré milagros que jamás se han hecho en ningún lugar de la tierra ni en ninguna otra nación. Todos los que te rodean serán testigos del poder del Señor, el imponente despliegue de poder que yo haré por medio de ti” (Exo.34:10). ¿Oíste? Por medio de ti. Jesús nos dice en Juan 14:12, “Les digo la verdad, todo el que crea en mí hará las mismas obras que yo he hecho y aún mayores, porque voy a estar con el Padre.” La vida de un seguidor de Jesús está rodeada de poder. La gente que rodea al seguidor de Jesús es testigo del poder de Dios a través de las oraciones que éste eleva por ellos. Lo vemos cada semana en la transmisión de oración matutina y en cada ámbito de la iglesia.
A medida que lo seguimos más y más de cerca ese poder se transfiere a nuestras vidas a través del Espíritu Santo. ¿No fue esa la promesa de Pentecostés? “Pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes; y serán mis testigos, y le hablarán a la gente acerca de mí en todas partes: en Jerusalén, por toda Judea, en Samaria y hasta los lugares más lejanos de la tierra (Hech. 1:8).
“Pero presta atención a todo lo que hoy te ordeno, porque entonces iré delante de ustedes y expulsaré a los amorreos, a los cananeos, a los hititas, a los ferezeos, a los heveos y a los jebuseo” (Exo. 34:11). Jesús va delante de nosotros para expulsar a todos nuestros enemigos, internos y externos. Nos va abriendo camino, abriendo puertas. Siempre y cuando nos mantengamos en sus propósitos, prestando atención a todo lo que nos ordena, siguiéndolo fielmente.
«Señor Jesús, estoy entendiendo que la vida de un seguidor tuyo es un llamado a vivir en el poder de tu Presencia. Como Moisés, yo también quiero ver tu gloria en mi vida. Yo también quiero estar rodeado de tu poder Señor Jesús. No para mi gloria, sino para conocerte y darte a conocer de manera poderosa y eficaz.»
¡¡¡Amén!!!