En esta serie de predicaciones dominicales en IPV sobre cómo edificar un hogar que refleje el amor y la gracia de Nuestro Señor Jesucristo, tenemos en cada enseñanza una sección que se llama: “Todavía se Puede.” Esto es para los padres y esposos que no comenzaron su hogar desde el principio sobre las instrucciones y lineamientos de Dios en su Palabra. Y es una sección en la cual siempre les animamos a que todavía se puede formar ese hogar, aún cuando los hijos ya hayan salido para formar sus propios hogares. Este hogar original, renovado, puede convertirse en un refugio para la familia que ha salido y está extendiéndose.
En mi propio caso, como algunos saben, mi familia viene de la unión de dos personas en Cristo que enviudaron. Yo llegué a este nuevo hogar sin hijos y Yessi llegó con tres maravillosos hijos: Carlos, Sarahi y Jenny. Carlos y Sarahi salieron de casa para casarse alrededor del tiempo en el que Yessi y yo nos casamos. Jenny tenía 15 años en este tiempo y había sufrido la enorme pérdida de su padre cuando tenía tan sólo 10 años de edad.
Decir que no fue fácil para ella que un hombre al que ella conocía como “el pastor” de repente viniera a encabezar su hogar, está por demás. ¡Fue dificilísimo! No solamente para ella, sino también para mí. Por un buen tiempo, yo no hice más que meter la pata una y otra vez. Entraba en conflicto con ella esperando que ella me diera un respeto que yo no me había ganado aún. Fácilmente discutíamos y la cosa terminaba muy mal. Incluso, al principio, cuando yo llegaba a casa ella se subía a su cuarto.
Hoy después de seis años, la situación es muy diferente ¡y no me canso de darle gracias a Dios! Los dos hicimos grandes esfuerzos, aunque yo tomé la iniciativa, como corresponde a la cabeza del hogar. Empecé a tener paciencia con ella, cosa que me costó mucho trabajo. Comencé a hacer cosas por ella, aunque no me sintiera muy motivado al principio. Empecé a ayudarle con sus labores de repostería en casa, lavando sus utensilios y ayudándole en toda forma posible. Escogí más cuidadosamente que asuntos traer a la mesa del cambio y me dediqué a ganar su respeto. Ella por su parte, al ver estas cosas también comenzó a esforzarse por llevarse bien conmigo.
Hoy te puedo decir que todavía se puede edificar un hogar sobre la roca del amor y la gracia. Así que, si por alguna razón, tu caso es similar al mío, te animo a que no te des por vencido y hagas todo lo que el Señor te indique a través de su Palabra y de su Espíritu. Y baña todo en oración.
Agradezco tus comentarios.
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