—“Jesús le contestó: —¡Pero, Felipe! ¿Tanto tiempo llevo ya entre ustedes y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo puedes decirme: “Muéstranos al Padre”?” Juan 14:9 (NVI)
Jesús le dijo a Felipe: “tanto tiempo llevo yo entre ustedes ¿y TODAVÍA no me conoces?”
¿Estaremos tú y yo igual que Felipe?
Podemos estar siguiendo a Jesús, yendo a la iglesia, estar involucrados y finalmente no conocer realmente a Dios. Puedes poner entonces ahí tu nombre…"¡Pero Yessi!"… "¡Pero Ana!" "¡Pero Juan! Llevo tanto tiempo entre ustedes…
¿Que necesitamos para conocer a Dios ?
1- Querer conocerlo
Felipe dijo: “muéstrame al Padre, quiero conocerlo.”
Es querer tener una relación con Él, más allá de sólo buscar su ayuda e intervención por la dificultad que estamos pasando.
Es decir, conocer a Dios y amarlo por quien es ÉL, mas allá de lo que pueda darnos.
2- Necesitamos Orar y Ayunar
El ayunar con la intención de conocer a Dios es la forma en la que sometemos nuestros sentidos naturales y buscamos la sensibilidad para conocerlo. Para esto contamos con la ayuda del Espíritu Santo quien es el que nos permite conocerlo:
“Y yo pediré al Padre y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes. En aquel día ustedes se darán cuenta de que yo estoy en mi Padre, ustedes en mí y yo en ustedes.” Juan 14:16-17, 20 NVI
En este tiempo que llevamos de ayuno y oracion nuestra búsqueda es llevar a Dios nuestra lista de peticiones y necesidades en medio de las muchas dificultades que pasamos. Pero, esta no es la única razón por la cual nos disponemos a tener un tiempo de ayuno. Una de las razones por las que podemos hacerlo es hacerlo con el deseo de conocer a Dios, aun cuando haya muchas necesidades, que sea un deseo y una necesidad primordial conocerlo a ÉL.
«Amado Dios gracias porque en este tiempo de ayuno nos tocas el corazón para desear conocerte más allá de buscar lo que puedas darnos. Que tengamos esas revelaciones de tu amor, de quién eres y cómo eres, conocerte y no perdernos de hacerlo teniéndote tan cerca. Que tu Espíritu Santo nos haga darnos cuenta y conocerte. Amén.»
Cada que vivimos en esta tierra sin Jesús en nuestro corazón es asfixiante, sin esperanza. Con el vivimos la esperanza de cada amanecer en esta tierra y algún día un amanecer en la eternidad con El.
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