“Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no podrán vencerla.” Mateo 16:18 (RVC).
Gracias a Danielita por recordarnos la promesa que Cristo le hizo a Pedro. ¡Esa breve frase encierra tanto contenido! Primero, valida al ser humano (en este caso la persona de Pedro) comisionándolo para servir en la edificación de la iglesia. En segundo lugar, afirma que es Jesús quien edifica la iglesia. Y en tercer lugar le hace una promesa de invencibilidad a su iglesia.
Jesús le dio específicamente a Pedro las llaves del reino de los cielos para abrir las puertas de la iglesia al mundo perdido. En Hechos 2, en Pentecostés, Pedro toma la palabra y predica el primer sermón de la era cristiana. Como resultado, tres mil personas aceptan a Jesucristo como su Salvador (Mesías). Todas estas personas entran a formar parte de la naciente iglesia de Jesucristo. Más tarde, Pedro le abre la puerta a los samaritanos —aunque Felipe les predicó primero, esperó a Pedro para poder bautizarlos e integrarlos a la iglesia (Hechos 8). Más adelante todavía, Pedro abre las puertas de la iglesia al tercer y último grupo de la humanidad según Hechos 1:8, los gentiles, los no judíos, abarcando así, representativamente a toda la humanidad (Hechos 10).
Al igual que Pedro, cada uno de nosotros tiene una función que desempeñar en el plantamiento y establecimiento de iglesias. Todas las funciones son importantes. Después de que Pedro confiesa quien es Jesús, en la version inglesa The Message, parafraseando, Jesús le contesta: “Y ahora te voy a decir quien eres tú, realmente. Tu eres Pedro, una roca.” Un cimiento. No él cimiento, pero un cimiento. Y de igual manera, Jesús te dice a ti: “Tú eres Jorge, una ventana, que deja ver la luz del interior de mi casa a los que están afuera. Tú eres Anita, una fuente de agua dulce en mi hogar, que sacia la sed de los que llegan con mi Palabra. Y así a cada uno de nosotros, por nombre. Sólo descubrimos quienes somos, realmente, cuando Jesús nos nombra en relación a lo que fuimos llamados en Cristo.
Jesús es quien edifica la iglesia. Aunque nosotros participamos, y lo hacemos intensa, ardua y esforzadamente, es Jesús quien realmente edifica la iglesia. Podemos resumir todo este concepto usando el Salmo 127:1, “Si el Señor no edifica la casa, de nada sirve que los edificadores se esfuercen.”
La promesa de invencibilidad. De nuevo, en The Message Jesús dice: “Una iglesia tan expansiva con energía que ni las puertas del infierno la mantendrán fuera.” Un fuerza invasiva es lo que se describe aquí. Lejos de estar a la defensiva, la iglesia fue diseñada para ir a la ofensiva y arrebatar el reino a Satanás.
«Señor Jesús, ilumina mi mente y mi corazón para hallarme en ti. Sé que me has llamado a participar en el establecimiento de tu iglesia en la tierra; me emociona todo lo que me queda por descubrir de tus propósitos para mi vida. Házmelos saber, por favor. Amén.»
Gracias a Dios quien nos da identidad
identidad, nos llama por nuestro nombre y nos da un propósito también, mi oración es que todos podamos conocer nuestra identidad en Cristo, y no demos importancia a lo que afuera, el mundo dice que "somos" nuestra identidad viene de Dios, quien nos creó. 🙌🙌💗💗
Cada reflexión de esta semana ha sido una fuente de revelación y motivación para lo que Dios anhela de mí y a través de mi! Muchas muchas gracias