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Foto del escritorGabriel Miyar

¡Sí, Creo, Pero Ayúdame!

Ayer en la preparación de las predicaciones del domingo en los diferentes campus de IPV, decía el pastor Arturo, mi hermano: “La confianza es el centro de toda relación.” Esta es una enorme verdad y quizás de mayor peso cuando hablamos de nuestra relación con Dios. De hecho, nuestra relación con él funciona porque él tiene tanta gracia en su ser que nos tiene muchísima paciencia en lo que desarrollamos lentamente nuestra confianza en él.


Pienso en el padre del hijo atormentado por un Espíritu inmundo que llevaba al muchacho a tener una conducta autodestructiva. (Marcos 9:14-26). A este padre le estaba costando trabajo poner su confianza en Jesús. Sobre todo después de que Sus discípulos no habían podido expulsar al demonio. No solamente eso, sino que todo el intento de exorcismo había terminado en una amarga discusión pública (9:16). Imagínate que tienes una gran necesidad de sanidad y no solamente no recibes tu sanidad, sino que los supuestos médicos se ponen a discutir y a pelear entre ellos. ¡Qué situación más deprimente!


Bueno, el caso es que el padre del muchacho le dice a Jesús:


«Ten misericordia de nosotros y ayúdanos si puedes.

—¿Cómo que “si puedo”?—preguntó Jesús—. Todo es posible si uno cree.

Al instante el padre clamó:

—¡Sí, creo, pero ayúdame a superar mi incredulidad!» (vv.22-24).


Y, ¿qué crees? ¡Jesus responde a esa prácticamente inexistente confianza y sana al muchacho!


Si no fuera por la paciencia del Señor, ninguno de nosotros seguiría en este camino. Sin embargo, no debemos dar por sentada la increíble paciencia de Nuestro Señor como una forma de excusar una actitud constante de desconfianza. Hay que recordar como el pueblo de Israel agotó por completo la paciencia del Señor con su persistente falta de confianza en él. Y no te digo esto para poner en ti culpabilidad o desánimo, sino para alentarte, y a mí mismo también, a hacernos el firme propósito de crecer a paso firme en nuestra confianza en Dios, pase lo que pase.


Yessi y su familia están pasando por situaciones muy desafiantes. Todos los días ella y yo nos esforzamos por renovar y acrecentar nuestra confianza en el Señor, creyendo contra viento y marea y declarando que Nuestro Dios es totalmente confiable y refugiándonos en esta gran verdad.


Tenemos nuestros momentos de lucha, pero estamos creciendo en nuestra capacidad de confiar cada vez más y más en él.


¿Cómo va tu propia búsqueda de confiar en Dios, especialmente en situaciones de peligro?

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