«Entonces me dijo: “No tengas miedo, Daniel. Tu petición fue escuchada desde el primer día en que te propusiste ganar entendimiento y humillarte ante tu Dios. En respuesta a ella estoy aquí.» Daniel 10:12
Siguen saliendo lecciones del ayuno que acabamos de concluir. Realmente la razón central del ayuno de Daniel fue pedir entendimiento. Comprender qué es lo que Dios estaba haciendo en ese momento. Recibir revelación de todo aquello que Daniel no podía ver “a simple vista.”
Por las escrituras, Daniel se había dado cuenta de que “ya tocaba” que se cumpliera la promesa de restauración del destierro de Israel como aparecía en el libro del profeta Jeremías. Daniel no entendía porqué no se había cumplido la promesa. ¿Qué estaba pasando que él no podía ver? Esta fue la razón principal de su ayuno, pedir entendimiento.
Muchas veces nosotros vamos por la vida viviendo toda clase de experiencias. Toda clase de cosas inciden sobre nosotros todos los días, y muchas veces no sabemos qué significan realmente con la perspectiva de Dios. Necesitamos revelación. Cuando recibimos revelación podemos moldear nuestra respuesta a la verdadera razón por la cual las cosas suceden.
Vamos por la vida respondiendo como a ciegas, como médicos recetando antibióticos de amplio espectro para ver si le pegan a la enfermedad. Cuando los médicos hicen un cultivo descubren exactamente qué clase de virus o bacteria está afligiendo a sus pacientes. Entonces pueden responder con el antibiótico específico que hará el trabajo.
Muchas veces la gente sale con las respuestas obvias: “Te está pasando esto por egoísta.” —“Yo sé que soy un egoísta, tu diagnóstico no me ayuda en nada. Estás obviando, me estás recetando un antibiótico de amplísimo espectro. Yo necesito saber exactamente qué está pasando para poder responder adecuadamente.”
En el caso de Daniel, él descubrió que Dios ya había dado la orden, ya había decretado que Israel regresara a su tierra, pero potestades poderosas, invisibles, en el ámbito espiritual estaban estorbando el cumplimiento.
Cuando no sabemos porqué nos están sucediendo las cosas, buenas y malas, no podemos responder de la manera más adecuada. Es allí cuando necesitamos recurrir al ayuno y la oración. Ya vimos que es una herramienta muy poderosa para recibir entendimiento y revelación de lo que Dios, y el enemigo, están haciendo tras bambalinas. Yo te invito humildemente a que no vivas tan a ciegas cuando hay a tu disposición todo este entendimiento que Dios está más que dispuesto a darte, si tan solo abres los canales correctos de revelación.
«Señor, yo quiero responder ante ti y ante la vida de la forma más acorde a tu voluntad. Para eso necesito entendimiento y revelación. Sé que tu Espíritu Santo habita en mí y lo único que necesito es estar atento a su voz. Gracias por las herramientas espirituales que me ayudan entender. Amén.»
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