Por eso Dios, queriendo demostrar claramente a los herederos de la promesa que su propósito nunca cambia, confirmó con un juramento esa promesa. Lo hizo así para que, mediante la promesa y el juramento, que son dos realidades que nunca cambian y en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un estímulo poderoso los que, buscando refugio, nos aferramos a la esperanza que está delante de nosotros. Hebreos 6:17-18 NVI
Algo esencial de la Navidad es que nos recuerda que tenemos esperanza eterna. Por supuesto que los regalos, la cena, las fiestas, los adornos y todas esas cosas son increíbles, pero no son (o no deberían ser) el centro de la celebración navideña, ni siquiera el amor en familia debería ocupar ese lugar.
Lo más importante de este día es recordar que tenemos un Salvador, que Dios mismo tomó la iniciativa de bajar del cielo para venir a rescatarnos y que lo hizo de una manera sorprendente: nació como un bebé—el poder más creador/devastador del universo manifestado en la forma más inofensiva que existe, un bebé humano.
Esta increíble muestra de amor es la base de nuestra fe, que Jesús se encarnó y posteriormente murió en la cruz para perdonar nuestros pecados, pero después resucitó y ahora vive para siempre.
Esto nos demuestra que Dios es siempre fiel, pues Él cumplió cada una de las promesas que hizo respecto a la llegada del Mesías, salvando a la humanidad de los efectos del pecado que cometieron Adán y Eva. Y si Dios fue fiel hasta el extremo de encarnarse, no hay absolutamente ninguna razón que nos haga creer que Él puede dejar de ser fiel ahora, de manera que podemos poner toda nuestra confianza en la promesa de vida eterna que Él nos hizo.
Por lo tanto, la esperanza es uno de los valores cristianos más importantes porque está fundamentada en la fidelidad de Dios. Por esto, no importa qué estemos viviendo, no importa si este año no podemos dar los regalos que queremos, no importa si estamos viviendo una situación difícil, si estamos en soledad o con cualquier carencia, a pesar de todo eso podemos mantenernos firmes en la esperanza que Dios nos da porque es eterna.
«Señor, ayúdanos a recordar Tu fidelidad, a reconocer que siempre has sido fiel y que siempre seguirá siendo fiel, así podremos descansar en ti y mantenernos firmes en la esperanza que solo Tú puedes darnos. Amén.»
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