La famosa promesa de Fil. 1:6 que hemos afirmado recientemente, una y otra vez en IPV: “Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva” —una promesa que nos ha dado tanta seguridad y paz—s fue dada en un contexto colectivo. No que no funcione en lo individual, estoy convencido de que si, pero su contexto original es colectivo y plural. Después de compartirles este principio de colaboración que hemos estado viendo en los últimos días, Filipenses 1:5,
porque han colaborado conmigo en dar a conocer la Buena Noticia acerca de Cristo desde el momento en que la escucharon por primera vez hasta ahora.
Pablo continúa con la famosa promesa (v.6):
Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva.
Esto hace de la certeza de que Dios completará lo que empezó en nosotros no sólo un referente a nuestras vidas individuales sino a nuestras vidas entrelazadas y en unidad de propósito.
Y añade:
Está bien que sienta estas cosas por todos ustedes, porque ocupan un lugar especial en mi corazón. Participan conmigo del favor especial de Dios, tanto en mi prisión como al defender y confirmar la verdad de la Buena Noticia.
Estoy seguro que cuando Pablo dice que “participaban con él en su prisión y en su defensa del Evangelio” no significa que estaban allí prisioneros en la misma celda o que estaban predicando afuera de la cárcel. Estoy seguro de que hubo cien cosas diferentes que ellos estaban haciendo y que sumaban a la misión del Evangelio.
Los que oraban, los que le enviaban comida o dinero, los que iban a visitarlo y atenderlo, además de traer sus instrucciones de regreso a la iglesia. Los que aplicaban esas instrucciones en la iglesia, los que enseñaban a otros, los que educaban a los niños. En fin, toda la gran gama de funciones dentro de la cual cada uno de nosotros aporta lo suyo y es su participación en el evangelio y que resulta en dar a conocer la buena noticia que cambiando al mundo uno a uno.
Tú y yo somos instrumentos escogidos en esta gran misión transformadora. Así que, cobra ánimo y haz lo que estás haciendo con todo tu corazón, con toda tu mente, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Sí, lo estoy describiendo en función del amor a Dios.
Gracias por tus comentarios.
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