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No Peleamos como lo Hace el Mundo

Foto del escritor: Gabriel MiyarGabriel Miyar

Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales. Efesios 6:12


Los creyentes no peleamos nuestra batallas como las pelea el mundo: “Pues aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo” (2 Cor. 10:3).


Para empezar, tenemos un enemigo diferente. “Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso.” No es nuestro prójimo, por mucho que nos resista y antagonice, y, en general, nos haga “la vida de cuadritos.” Nuestro verdadero enemigo es Satanás. Un enemigo tan poderoso que no lo enfrentamos en nuestra propia fuerza, sino que somos llamados a ser “fuertes en el Señor y en su gran poder,” y a ponernos “toda la armadura de Dios para poder mantener[nos] firmes contra todas las estrategias del diablo” (Efesios 6:10-11).


En segundo lugar, nuestras armas no son las del mundo:


3 pues aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo. 4 Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas. 2 Corintios 10:3-4 (NVI)


No nos desquitamos. No intensificamos, ni escalamos los conflictos. No aplicamos la ley del más fuerte. Procuramos la paz. Muchas veces sufrimos pérdida antes que empecinarnos en ganar los pleitos —“En sus peleas, los únicos que salen perdiendo son ustedes mismos. Vale más ser maltratado y robado, que robar y maltratar” (1 Cor. 6:7-8). No peleamos como lo hace el mundo. “Nunca devuelvan a nadie mal por mal.” “Hagan todo lo posible por vivir en paz con todos.” “Nunca tomen venganza. Dejen que se encargue la justa ira de Dios” (Rom. 12:17,18, 19). Esas son nuestras armas. Y “tienen el poder divino para derribar fortalezas.”


La mayoria de nuestras batallas las peleamos de rodillas. Creo que fue William Gurnall quien dijo que la posición de estar de rodillas parece ser la más indefensa y vulnerable, sin embargo, es la posición de mayor autoridad y poder. No por nada, la armadura de Dios de Efesios 6 pone en la lista como última y definitiva arma: “Oren en el Espíritu en todo momento y en toda ocasión” (v.18). Películas como Cuarto de Guerra (War Room), refuerzan esta gran verdad al mostrarnos como nuestra debilidad es sobre-compensada con el Poder de Dios cuando llevamos nuestros conflictos a Dios en oración.


«Señor, enséñale a mi mente y a mi corazón a pelear mis batallas contra el verdadero enemigo y con las verdaderas armas. Quiero ver tu poder derrotando al enemigo que ya fue vencido. Ayúdame a pelear desde una posición de Victoria, fortalecido en tu poder y no en mi propia fuerza. En el nombre de Cristo Jesús amén.»

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