Ayer hablábamos de interrumpir el suministro continuo del Espíritu Santo. Otra situación que equivale a interrumpir el suministro del Espíritu Santo es cuando lo “apagamos.” 1 Tes. 5:16-22 dice:
Estén siempre alegres, 17 oren sin cesar, 18 den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús. 19 No apaguen el Espíritu, 20 no desprecien las profecías, 21 sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno, 22 eviten toda clase de mal
Lo que la palabra “apagar” sugiere es que veamos al Espíritu como un “fuego”, entonces apagarlo implica dejar de proveerle combustible. Esto podemos hacerlo cuando descuidamos nuestra vida devocional y dejamos de rendir nuestras vidas a Dios, como veíamos el lunes.
Pero, esta nueva cita implica que resignarnos a una vida carente de alegría, inconstante en la oración y escasa en acciones de gracias equivale en efecto a “apagar el Espíritu.” Porque esta cita dice que la voluntad de Dios para nosotros en Cristo Jesús es que estemos siempre alegres, que oremos sin cesar y que demos gracias en toda situación.
¡Wow! ¿Realmente Dios espera que vivamos así? ¿De veras Dios espera que vivamos siempre alegres, orando sin cesar y dando gracias en toda situación y circunstancia por difícil que se presente? Pues, curiosamente, eso es exactamente lo que dice esta cita. Esa es la voluntad de Dios para nosotros. Desgraciadamente, muchas veces nosotros nos resignamos a una vida pobre, espiritualmente hablando. Nos conformamos con muy poco. Pero, Dios no. Y quiere que lo sepamos. El quiere que sepamos cómo se ve una vida “llena del Espíritu Santo.” Se ve así, como se describe en esta cita.
Si nosotros llegamos a saber esto realmente, a conocer cuál es la voluntad de Dios para nosotros en Cristo Jesús, con una convicción profunda. Y si buscamos con todo nuestro corazón esta clase de vida, él se encargará de suplir, en la Persona del Espíritu Santo, el poder para llevarlo a cabo. Esto es, por cierto, una promesa. Recuerden esta increíble promesa de Filipenses 2:13 (PDT):
«Dios está obrando entre ustedes. Él despierta en ustedes el deseo de hacer lo que a él le agrada y les da el poder para hacerlo.»
Esto, por si a alguno de nosotros se le ocurriera pensar que Dios espera que nosotros generemos esta clase de vida de nuestra propia inspiración o recurso. ¡Por supuesto que no! En nuestras propias fuerzas jamás viviremos siempre alegres, ni seremos constantes en la oración y tampoco le daremos gracias a Dios en toda situación, incluyendo las situaciones de dificultad y crisis.
Realmente, Dios hace casi todo. Pues, básicamente nos pide confiar en él obedeciéndolo. Una pequeña, pero seria inclinación, un pequeño esfuerzo en la dirección correcta, con la motivación correcta y no pasará mucho tiempo sin que el Espíritu Santo nos “releve.” En una ocasión Jesús dijo a sus discípulos que si tenían fe del tamaño de un grano de mostaza moverían montañas.
Si piensas que entre la vida que llevas y la vida plena que se describe aquí como la voluntad de Dios para tu vida en Cristo Jesús existen obstáculos marca montaña, ¡piensa de nuevo! Piensa que un poquito de fe expresada en obediencia y en confianza en las promesas de Dios, moverá esas montañas que se interponen entre la clase de vida que llevas y la que deseas.
No estoy diciendo que sea fácil, sólo estoy diciendo que es seguro. Que las promesas de Dios no fallan. Y que nosotros estamos en un camino de aprender a confiar en Dios y obedecerlo. Si perseveramos un poquito en este caminar, veremos el poder de Dios manifestándose cada día y de manera creciente en nuestras vidas.
Empieza con una fe sencilla, como la de un niño que cree lo que se le dice. (Al fin y al cabo, Jesús dijo que debíamos ser como niños en cuanto a creer y confiar). Empieza hoy.
¿Qué piensas? Déjame tu comentario.
Si confiamos en Dios y le obedecemos las bendiciones siempre vendrán!
Gracias Pastor
La cita que mencionas hoy me hizo recordar Efesio5:1 que dice: " Por lo tanto imiten a Dios como hijos muy amados, llevando una vida de amor, así como Cristo nos amo y se entregó en sacrificio por nosotros".
Imitar a Dios, es un enorme reto humano y como lo comentas Pastor, necesitamos al Espíritu Santo para amar a esa magnitud cada día.
Gracias por compartir cada mensaje que nos direcciona hacia al Espíritu Santo y nuestra dependencia de Él.