Ayer vimos la historia de Julio interactuando con el Salmo 45 y recibiendo respuesta a dos fuertes inquietudes que plagaban su vida. Pero, no hubiera pasado de allí, si Esmeralda, en la misma clase, no nos hubiera contado la siguiente historia paralela. Resulta que a Esmeralda, por su lado, y sin que Julio lo supiera, también le llamó la atención el mismo salmo 45 (pudo haber escogido cualquiera de los siete salmos en esa sección semanal). Voy a dejar que ella nos cuente:
«Cuando leí el salmo 45 sólo pude encontrar una descripción de mi esposo, ¡asombroso como en cada característica y situación lo veía él! Oré y le dije al Señor: “Cuando leo, busco de ti en tu Palabra. Pero, en este caso, ¿me das permiso de dedicarle a mi esposo las palabras de este salmo?” Abrí una nueva nota con su nombre y escribí el salmo. Le comenté a mi esposo: “Cuando leas los salmos, quiero hablarte de uno en especial.” (Yo sabía que tenía mucha carga de trabajo, a si que pensé: “No quiero comentarle hasta que él lo lea, porque no sé si Dios le quiere mostrar alguna cosa”).
A los 3 días, el domingo, asistí por primera vez a la oración de ministración en Patria. Orando, vi la imagen de la nota con el salmo 45 que le escribí a Julio y sentí de Dios unas palabras refiriéndose a mi esposo: “Ni tú, ni alguien más puede quitarle a él la autoridad con que Yo lo ungí para ser sacerdote de esta familia en sus generaciones.”
Cuando salgo de la oración lo encuentro afuera quebrantado, llorando y me dice: “Dios me dio respuesta de algo que le he estado preguntado; me dijo que leyera el salmo 45.” Estaba realmente quebrantado, le comenté que al mismo tiempo Dios me recordó el mismo salmo en la oración, llegando a casa abrí mi laptop y le mostré la carta que tenía para él con él mismo salmo.»
Mientras Julio y Esmeralda nos contaban cada uno su historia complementaria, todos en la clase podíamos ver el afecto con el cual German veía a su padre “adoptado.” Germán tenía su brazo alrededor del cuello de Julio. ¡Curiosamente, todos vimos un parecido físico entre estos dos hombres que no están relacionados genéticamente!
En Germán, todos pudimos ver al príncipe del que habla el salmo (“Tus hijos ocuparán el trono de tus ancestros; los pondrás por príncipes en toda la tierra,” v.16).
Y yo pude ver un hogar donde la gracia de Dios, uniendo los fragmentos de vidas que habían sufrido pérdida y quebranto, ha hecho una obra más bella de lo que pudo haber sido originalmente.
¿Qué te parece esta historia?
¡Es muy impresionante lo que Dios hace, porque Dios habla en lo individual y lo confirma en conjunto! ¡Gloria a Dios por sus grandes restauraciones de vidas!