Hagan todo lo posible por vivir en paz con todos (Rom.12:18, NTV).
No quisiera que mis reflexiones navideñas cayeran, digamos, en lo “técnico.” ¿Qué representó para Jesús la Encarnación? Cosas así. Quiero incluir un poquito más del factor humano durante la Navidad. La Navidad, en la práctica se reduce a una cena familiar, y por lo tanto, va acompañada del drama humano.
Cuando eres niño, esa cena es emocionante, sobre todo por los regalos. Pero, también porque es una oportunidad de convivir con los primos, que puede que no veas muy a menudo. Y ya estando en eso, tal vez hacer, en pandilla, alguna vagancia que no tenga consecuencias demasiado graves.
Conforme pasan los años, sin embargo, la parte familiar se hace un poquito más complicada. Es muy probable que llegues a la reunión con un historial. Me refiero a las veces en que algún miembro de la familia, tal vez de la familia política, expresó más apreciación por otro miembro de la familia que por ti. La vez que se les pasó poner tu nombre en la pecera de los papelitos de los regalos. O las veces que trataron mejor a otra de las parejas y no a ustedes. Sé que estoy diciendo cosas horribles, pero estarás de acuerdo conmigo en que reflejan situaciones reales, si no en tu familia, en alguna familia que conoces.
Y se supone que la Navidad pudiera ser un tiempo en el cual estas cosas se sanaran. Digo, estando todos reunidos alrededor de Jesús y su cumpleaños, ¿qué mejor oportunidad para dejar que su amor y su gracia traigan sanidad a las relaciones afectadas o rotas?
Sin embargo, no quiero engañarte, no va ser fácil. La Navidad presenta sus propios retos y agravantes relacionales. Muchas veces llegamos a la cena muy inseguros de nuestra posición en la familia. De la aceptación de que gozamos en ella, y cosas así. Todo esto puede ejercer una gran presión.
No lo digo para desanimarte, pero la verdad es que esta sanidad que buscamos no va a suceder sin una buena preparación espiritual. Estoy hablando de oración, y tal vez ayuno, si la situación es más grave. Cultivando la práctica de ponerte en los zapatos de la otra persona (“No se ocupen solo de sus propios intereses, sino también procuren interesarse en los demás”—Fil.2:4). Concentrando toda tu energía espiritual en ser un recipiente de la gracia de Dios a fin de poder otorgarla en el momento oportuno.
¿Qué harás esta Navidad para buscar un acercamiento con aquel familiar con el que te has distanciado?
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