Ustedes no han pasado por ninguna prueba que no sea humanamente soportable. Y pueden ustedes confiar en Dios, que no los dejará sufrir pruebas más duras de lo que pueden soportar. Por el contrario, cuando llegue la prueba, Dios les dará también la manera de salir de ella, para que puedan soportarla. 1 Cor. 10:13 (DHH).
Ayer empezamos el último tema de nuestra serie Inseparable. Esta serie trató de situaciones de la vida que muchas veces nos hacen pensar que nos pueden separar de Dios y de su amor, a pesar de las afirmaciones en Romanos 8:35-39. Ayer hablamos acerca de la depresión, una situación de vida muy común, aún en los creyentes. Vimos que incluso hombres de la talla de Elías experimentaron periodos de depresión. En algunos de los campus se mencionó al rey David y al profeta Jeremías.
En todos estos mensajes vimos las causas principales que pueden hacer que una persona caiga en un periodo de depresión con todos o algunos de sus síntomas. Esta semana estaremos abordando algunos puntos importantes que no se pudieron presentar en las predicaciones a causa de las limitaciones del tiempo.
A veces la depresión viene por medio de la frustración cuando te sientes atrapado en una situación acerca de la cual no puedes hacer nada y estás convencido que no hay nada que hacer.
María se siente completamente atrapada. Sabe que el trabajo la está afectando emocional y físicamente (se siente constantemente cansada, desmotivada y con ansiedad y depresión), pero siente que no tiene alternativas. Cuando piensa en cambiar de empleo, se siente abrumada por el miedo al fracaso o a la incertidumbre. Además, cree que si renuncia no podrá encontrar otro empleo con el salario que necesita para cubrir sus responsabilidades financieras.
En estos casos, la persona se siente atrapada y sin ninguna opción. Lo mejor que podemos hacer es pedir consejo, tal vez hay salidas o soluciones que tú misma depresión te ha impedido ver.
A pesar de que la depresión no le deja ver con claridad la salida, María puede:
Buscar apoyo: Hablar con un consejero o alguno de sus líderes, o incluso un terapeuta para abordar los sentimientos de ansiedad y desesperanza que le impiden tomar decisiones.
Evaluar sus habilidades y opciones: Revisar sus capacidades y explorar nuevas oportunidades laborales, o incluso cursos de capacitación que podrían abrirle puertas.
Establecer un plan a largo plazo: Si renunciar de inmediato no es una opción, podría establecer un plan a largo plazo para ahorrar dinero o buscar nuevas oportunidades con más calma.
Aprender a poner límites: Intentar mejorar su situación actual estableciendo límites en el trabajo o hablando con su jefe sobre su carga laboral.
Sentir que aun tenemos algo control sobre nuestra vida alivia las condiciones que llevan a la depresión.
«Señor, te pido que me des el valor de buscar ayuda y pedir consejo. Mi mente está confundida y limitada por el estado de ánimo en el que me encuentro. Por eso te pido que me guíes a buscar ayuda y expresar mi necesidad. Amén.»
La depresión, una gran enemigo para nuestra fe. Un enemigo que Jesús venció por nosotros en la cruz 🙏🏼