No les hablé ni prediqué con palabras sabias y elocuentes, sino con demostración del poder del Espíritu, para que la fe de ustedes no dependiera de la sabiduría humana, sino del poder de Dios. 1 Corintios 2:4-5 (NVI).
Durante las diferentes conferencias que escuchamos el fin de semana se resaltó el tema de lo milagroso. Por ejemplo, del valor de dones proféticos y del poder de Dios para multiplicar nuestros pequeños esfuerzos de alcanzar a personas con el mensaje del Evangelio.
Esto es algo esencial de la fe cristiana, pues el Evangelio no es solo un mensaje conmovedor y lleno de buenos consejos, el Evangelio es un mensaje de poder y Dios sigue manifestando Su poder para confirmar la veracidad de las palabras, tal como lo hacía en la antigüedad (Hebreos 2:4).
Lamentablemente, para muchos de nosotros puede ser difícil buscar, o incluso confiar, en manifestaciones del lo sobrenatural porque estas cosas pueden ser abusadas o falsificadas y entiendo que puede haber personas que fueron lastimadas por esto. Sin embargo, eso no niega que el Espíritu Santo sigue moviéndose y manifestándose de diversas maneras entre nosotros, así que negar lo sobrenatural es negar al mismo Espíritu.
Más bien, necesitamos buscar desarrollar nuestro discernimiento para identificar las cosas que sí vienen de Dios y las que no. Una manera sencilla en la que podemos empezar a desarrollar este discernimiento es preguntarnos a quién glorifica este milagro y qué efecto está provocando. Es decir, si estamos presenciando un milagro o cualquier manifestación de un don espiritual es esencial que esto apunte a Cristo, que edifique a la Iglesia y que la gloria sea para Dios. Si alguno de estos criterios no se cumple, es muy probable que esa manifestación no provenga del Espíritu.
Pienso que a medida que nos enfocamos en predicar el mensaje del Evangelio y anhelemos la presencia del Espíritu, iremos viendo más manifestaciones sobrenaturales de Su poder y no es algo que temer ni rechazar, sino anhelar, pues es la manifestación de Dios mismo demostrando que Él es real, que Su Palabra es verdad y que está con nosotros.
«Señor, si en algún momento hemos negado a Tu Espíritu por rechazar lo sobrenatural, por favor perdónanos. Ayúdanos a crecer en discernimiento y que podamos experimentar de manera sana el poder de Tu Espíritu, para conocer mejor a Jesús, para que la Iglesia sea edificada y para que Tu seas glorificado. Amén.»
Amen Padre, que todo lo que hagamos hoy te glorifique, grax. x este hermoso día.