top of page
Buscar

¿Darías Tu Todo?

  • Arturo Miyar
  • 17 mar
  • 2 Min. de lectura

“»El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo. Cuando un hombre lo descubrió, lo volvió a esconder, y lleno de alegría fue y vendió todo lo que tenía y compró ese campo. »También se parece el reino de los cielos a un comerciante que andaba buscando perlas finas. Cuando encontró una de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía y la compró.” Mateo‬ ‭13‬:‭44‬-‭46‬ ‭NVI‬‬


Nuevamente las parábolas de Jesús nos dejan impresionados por su profundidad y sencillez a la vez.

En la narrativa de estas dos parábolas asociadas, podemos observar que el hombre que encontró el tesoro en un terreno, “no estaba buscado” dicho tesoro, simplemente lo descubrió. A diferencia del comerciante que si “estaba buscando” perlas valiosas y encontró la más valiosa de todas.


Así es el reino de Dios, los que lo poseen, algunos lo descubren mientras que otros lo estaban buscando, esto podemos constatarlo con varias historias asombrosas en la Biblia y la maravillosa cita de Romanos 9:16 Por lo tanto, la elección no depende del deseo ni del esfuerzo humano, sino de la misericordia de Dios.


Lo que funciona igual para ambos individuos, es el precio por adquirir el tesoro o la valiosa perla, ese precio es simple y llanamente “todo cuanto poseían.”

Esto, podría llevarnos por el equivocado camino de pensar que podemos comprar el reino de Dios a cambio de nuestro todo, y no es así, el mensaje de estas parábolas es revelar en nuestro corazón si verdaderamente “apreciamos” el reino de los cielos de la manera en que Dios espera que lo valoremos, pues a el le costó su todo ofreciendo su vida en la cruz de tormento a cambio de entregarnos salvación eterna y la entrada gratuita a su infinito reino.


Ambas parábolas no mencionan si estos hombres eran ricos o pobres, y no lo menciona ya que no importa pues el precio por el reino de Dios es siempre el mismo; “todo cuanto poseamos”.

Además, saber que el precio es a la medida de cada ser humano, nos coloca a todos en la justa posibilidad de dar todo lo nuestro a cambio del reino. Convirtiéndolo así en un asunto del corazón y no de las diferentes capacidades financieras humanas.


Señor Jesús, ayúdanos a apreciar tu reino eterno tal y como tú quieres que lo hagamos, de ser así, gustosamente entregaremos nuestro todo sin dudar. Y danos de tu Espíritu para comprender como tu no te aferraste a tu divinidad, sino mas bien te despojaste de ella para venir en nuestro rescate.


Amén.


Arturo Miyar 

 
 
 

Comments


bottom of page