Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Mateo 22: 37-39
¿Qué tiene que ver esto con el Dinero? Bueno, que el Diezmo es una expresión de nuestro amor. Se trata de colocar primeramente a Dios en nuestras vidas porque con el invertimos en pavimentar los caminos al reino de Dios. Así, Él recibe toda la honra y toda la gloria en nuestras vidas. Pero, la generosidad está relacionada con el amor al prójimo, se trata de Dar buscando replicar el corazón del Padre en nuestras vidas, un corazón amoroso y dador.
Cuando encontramos a personas que prefieren dar su dinero únicamente al ser humano, es por que tienen un pensamiento humanista y no reconocen a Dios en sus vidas. Su fe queda sólo en palabras vacías y no reconocen a Dios como su Señor. Su fe está centrada en la capacidad del ser humano.
Pero, por otro lado el sólo darle su dinero a la iglesia, sin cumplir con los suyos, demuestra que su conocimiento del amor es sólo como un címbalo que resuena. Son corazones que tienen en su pensamiento racional la palabra, pero su fe está sumergida en reglas. Su corazón está perdido y alejado de lo que Dios quiere hacer a través de ellos en vivir una vida verdaderamente sobrenatural y dependiente de nuestro Padre.
Sin embargo, ustedes dicen que está bien que uno les diga a sus padres: “Lo siento, no puedo ayudarlos porque he jurado darle a Dios lo que les hubiera dado a ustedes”. De esta manera, ustedes afirman que no hay necesidad de honrar a los padres; y entonces anulan la palabra de Dios por el bien de su propia tradición. Mateo 15:5-6
Jesús siempre le dio su lugar al Padre, y lo que más buscaba en los religiosos es que lograran aceptar que la Palabra no estaba en ellos, sino que era usada como una extensión para el egoísmo y una forma de distanciarse de los necesitados, porque eso no le era conveniente a su estilo de vida.
«Señor, el día de hoy te pedimos que seas tú sembrando y alimentando la semilla de tu palabra en nuestros corazones para que estos puedan ser más parecidos al tuyo. Porque sólo cuando nuestro corazón es más parecido al tuyo es que podemos disfrutar y tener una idea de la inmensidad de tu amor, un amor que nos dio a tu Hijo Jesus. De esta misma manera Él dio hasta su última gota de sangre para darte honra y gloria y darnos al Espíritu Santo. Tu Espíritu que nos da la capacidad de tener verdaderos corazones llenos de vida y que su sola presencia en nuestro corazón nos hace ser hombres y mujeres generosos a nuestro alrededor”.»
Comments